Las relaciones y los hombres, son como los zapatos. Y por ridículo que parezca, hay relaciones (sentimentales) que parecen zapatos de carbón. Hoy por hoy no tengo tiempo ni paciencia como para buscar una relación tipo zapatos de cuero. Estas relaciones requieren que uno encuentre el zapato con el "calce perfecto" (o resultan demasiado molestas e incómodas) y son altamente costosas. Además, por mucho que sean los zapatos perfectos, no estoy dispuesta a pagar tanto!. Si bien andar descalza siempre me ha atraído mucho más que usar cualquier zapato, es necesario y justo reconocer que los zapatos, por muy "marca chancho" que sean, cumplen con el objetivo básico de proteger nuestros pies, indispensables para andar por la vida (literal y metafóricamente hablando). Y analizando mi historial "zapatístico/sentimental" me doy cuenta que la mayoría de los zapatos que he comprado son de carbón. La mayoría de mis relaciones (con los hombres) han sido así de absurdas. Las relaciones tipo zapatos de carbón tienen las siguientes características: - Son baratísimas. Cualquiera puede tener una. Parten con 2 personas que se (conocen y)encuentran en cualquier lugar (casa de amigo, carrete, supermercado, etc.), igual que el carbón!. Qué más fácil!?. - "Prenden" facilísimo!. Aunque hay carbones que tardan un poco más en encenderse, finalmente todos lo hacen y en un tiempo corto comparado con zapatos de otro material. Pero ojo, para exigir carbón del bueno, hay que tener algunas cosillas, jeje. - Tienen una vida media corta. Usar zapatos que se desgastan rápido puede ser bueno para alguien que pefiere andar descalza. Una relación desgastada termina porque es la relación la que tiene un problema; así no es necesario que sea una la que tiene que botar los zapatos porque se han roto o ya no nos quedan bien, porque se han manchado o porque, simplemente ya no nos gustan. No sólo los hombres se sienten culpables (e intentan "delegar la decisión") cuando de terminar con alguien se trata. Así, las relaciones tipo zapato de carbón, si bien absurdas, parecen perfectas para las que no queremos ahogar nuestros pies. Pero, a qué costo?. No es necesario que te guste el carbón. De hecho, la mayoría de las veces usamos zapatos de carbón porque, como dije antes, esperamos esperanzados a los zapatos de cuero. Así y todo, aunque una NO AME o quiera al famoso zapato de carbón, siempre la polución que produce luego de su combustión, contamina nuestro entorno. Porque una es mujer. Y a todas nos gusta comprar zapatos: aunque sea ese par que usarás sólo una vez, ése par de zapatos va a estar SIEMPRE en tu memoria, quieras vestirlo de nuevo o no y sea del material que sea. Porque para nosotras, a diferencia de lo que ellos puedan pensar, adquirir un par de zapatos o embarcarse en algo con alguien (aunque sea sólo sexo!), SIEMPRE nos producirá más de alguna inquietud. Y esto es lo que define a la relación tipo zapato de carbón. Que nos inquieta. La inquietud que produce no es por lo pasajera o liviana que pueda ser, ni por el caldo de cabeza que esto nos puede dejar. La inquietud parte de su característica principal: vestir zapatos de carbón = "patas negras". Sé que mi vida sería mucho mejor si tuviera zapatos. Andar descalza por la vida cansa demasiado y finalmente, los zapatos se convierten en una necesidad. Necesito zapatos (aunque todavía lo niegue sistemáticamente, jeje), pero NINGUNA mujer debe soportar usar zapatos de carbón, ni tampoco dejarse engañar. Nunca. No más. |
por dani ceroaporte |
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