Ricki Wonka Lagos es un afamado “chocolatero” en busca de un heredero que maneje el imperio financiero que posee cuando él deje sus labores. Su fábrica, conocida como “LA MONEDA” es muy especial, no sólo chocolates produce, también unos MISTERIOSOS SOBRES REPLETOS DE DINERO que reparte mensualmente a todos sus conocidos (¡además del sueldo!). Curiosamente, ellos parecen ignorar su existencia y ¡hasta niegan recibirlos!. Toda persona estimada por Ricki recibe uno de estos sobres, aunque su relación con la moneda sea casi imperceptible para el común de los mortales. Al no tener un hijo capacitado para continuar tamaña tarea, Ricki decide realizar un concurso. Quien superase exitosamente todos los retos impuestos, sería el afortunado heredero; claro que el PREMIO era absolutamente desconocido por los participantes. También ignoraban que todo el concurso había sido planeado por Ricki, quien sólo estaba interesado en encontrar un heredero al cual pudiese manejar a su antojo. También ignoraban que más importante que los chocolates e inclusive los sobres, era mantener en secreto la mismísima existencia y origen de éstos (sí, es demasiado aterrador); y también ignoraban que, en el fondo, el heredero sería sólo temporal, pues la intención real de Ricki nunca fue abandonar su “fábrica”… sí, eran una pila de ignorantes (la mayoría). Uno a uno fueron eliminados. Tomás, el primero, en realidad nunca entró a la competencia. Joaquín, que ya había concursado antes, decidió apoyar a su amigo Sebastián. Soledad, la “niña-buena-amiga-de-colegio-católico”, era tan buena, que sacrificó todas sus opciones en pro de su amiga Michelle, aún arriesgando perder todos los beneficios. Ya con dos serios aspirantes, Ricki decide hacer creer a “sus clientes” que Sebastián no es el indicado, porque ya tenía a su cargo fábricas mucho más productivas que la moneda (“no sabe qué chocolate le gusta a la gente, él sólo come suizo”). En realidad decide desacreditarlo por el temor que le provocaba saber que con “seba” los sobres desparecerían y que, probablemente, si “seba” lo reemplazaba, terminaría siendo olvidado y jamás volvería a manejar la moneda. Aunque, en lo profundo, Ricki siempre supo que Sebastián era el aspirante mejor capacitado para sacar productividad de la moneda; no así Michelle, la ganadora del concurso. Michelle, nunca tuvo una relación cercana con los chocolates… con su fabricación. Era una niñita mimosa que sólo se dedicaba a comerlos (se nota) y a sonreír. ¡En su vida había manejado una fábrica!, pero tenía todo lo que Ricki deseaba: era un títere empático, preservaría la tradición de los sobres y sería incompetente en la medida justa como para extrañarlo. ¿Qué pasa al final?. Al darse cuenta de la realidad y las condiciones que debe enfrentar… ¿estará preparada Michelle para asumir la conducción de la moneda?. ¿Qué tan presente estará Ricki durante su “reemplazo”?. Y lo más importante: ¿desaparecerán los sobres?, ¿se desligará definitivamente Ricki de la fábrica?, en vista de mejorar lo que reciben: ¿podrán “los consumidores” lograr que la moneda sea manejada por Sebastián, el aspirante mejor capacitado?... ¿podrán siquiera darse cuenta de ello o creerán en más intrigas de Ricki y sus empleados?. PD: vean la película real!. |
por dani ceroaporte |
2 comentarios:
« Inicio |