Debido a que las raíces que me estaban saliendo, ya se asomaban por el techo del departamento de abajo, decidí hacer de estos días de vacaciones que me quedan, algo digno de recordar. Apliqué para diversos trabajos, ya que este año será relativamente liviano académicamente; he intentado juntarme más con mis amigos, y también salir sola y conocer otras personas. Y, obviamente, espero salir de nuevo de Santiago. Lamentablemente, nada ha resultado, no sé si por mi esencia perdedora (loooooseeeeer) o porque el maldito calor, no me permite hacer una vida normal. En fin, como último recurso, me ofrecí para cuidar la mascota de una muy buena amiga durantre ocho días, mientras ella está en la playa. Es un gatito. Tendrá 2 meses (creo, no sé). No tiene nombre... Está conmigo desde el domingo. El gato anterior de mi amiga había fallecido recientemente... en circunstancias extrañas (se levantó, maulló, suspiró y murió... es tragicómico, pueden reirse). De hecho, con mi primo (pololo de mi amiga), fuimos a buscarlo el viernes pasado a una casa x, para consolar a mi desolada amiguiu. Atroz. Este lugar quedaba en el paradero 28.523 de Gran Avenida... considerando que vivo cerca del Estadio Nacional, era muuuuy lejos. Además, nos perdimos antes de llegar, a eso de las 2 de la tarde (qué rico!)... A mí me fascinan los gatos, pero mi relación con éste había partido mal. O sea, tuvimos que ir por él casi al fin del mundo, me arañó todo el viaje. Mal. Pero cómo me iba a negar a cuidarlo... si el imbécil es lindísimo, tiene la carita de monito animado... esa de cuando te miran con pena, con los ojos enjugados en lágrimas. Así que, a falta de vida social, he pasado estos días cuidando al famoso minino. Me molesta toda la noche, me tiene todo el cuerpo rojito de arañazos, me pide comida cada 3 milisegundos... así y todo, me ha sacado del letargo veraniego y me ha hecho reír. Pero no deja de preocuparme su posible toxoplasmosis (entre más uno sabe, más se persigue, jajajaja), aunque creo que ya tengo (para saber más de esta parasitosis, clickea acá... no es información como la que me enseñaron, pero sirve). Lo inquietante de esto, es que parece una especie de profecía autocumplida: todos me imaginan en el futuro soltera, en un departamento y viviendo con un gato... por qué será, si soy tan agradable!. No tendré perro que me ladre, pero sí un gato que me ronronee (y me necesita!). PD: nótese que este post logró tener un trasfondo medianamente educativo. / quién quiere ser mi enamorado de san valentín? (sólo intercambiaremos e-cards, jajajaja). / fran... perdiste con el gato. |
por dani ceroaporte |
7 comentarios:
« Inicio |